Nunca les gustaron las medias tintas. Y tampoco eso de guardar las formas. Como emergentes más furiosos (y más consecuentes) de las movilizaciones del 2008 contra la Resolución 125, de retenciones móviles que impulsaba el Gobierno de Cristina Kirchner, los Autoconvocados están difundiendo un comunicado con el título «No al nuevo impuesto/retención al campo».

Esta vez se refieren a una nueva iniciativa que impulsa el Gobierno de Santa Fe «con el acuerdo cómplice de cierta dirigencia agraria (CRA) para financiar a las entidades».

La cuestión del financiamiento para lograr institucionalizar a la Mesa de Enlace mereció varios proyectos. Lamentablemente ninguno pudo avanzar, a pesar de que muchos miran con beneplácito al exitoso modelo brasileño de la CNA, la central única de entidades gremiales rurales.

Como siempre recuerda Juan Cruz Jaime «a ellos les llevó más de 20 años para lograrlo». Y Juan Cruz fue una de las voces que insistió en institucionalizar a la Mesa. Pero aquí, el corto plazo se lleva puesto todo. O casi todo.

El duro comunicado -firmado por la Red Nacional de Productores Autoconvocados– explica el rechazo a esa iniciativa:

Varias son las razones:

a) Éticas. No se trata de discutir si las gremiales son buenas, malas o regulares. Es una cuestión de principios. No hay ningún derecho para que un grupo de dirigentes se arrogue la representación de intereses de quienes no tienen interés en ser representados y pretenda cobrar por ello utilizando la fuerza del estado. ¿Con que autoridad podrán defender la propiedad privada y el libre comercio cuando son los primeros en violar estos derechos mediantes exacciones forzosas?

b) Jurídicas. Nuestra constitución garantiza la libertad de asociación. Todo lo demás (asociaciones, representaciones y cuotas compulsivas) son rémoras del Acta del Lavoro de Mussolini que introducidas a nuestro ordenamiento legal nos ha reducido a 70 años de atraso y decadencia. Los productores siempre tuvimos claro que este era el problema no la solución.

c) Operativas. Nada garantiza que lo que no se ha hecho bien sin dinero, se haga bien con dinero. Sólo los autoconvocados tienen un ideario común (el Manifiesto de Salto) ¿De que sirve financiar a cuatro entidades para que se peleen entre si o para que impulsen medidas nefastas (segmentación, ONNCAS, Acacias)? ¿Asegura el dinero que las acciones sean en beneficio del productor y no del dirigente? ¿Que el dinero no sea utilizado para eternizarse en cargos o acomodar parientes jugando con ventaja? Basta mirar lo que pasa con dirigentes gremiales que gozan de aportes compulsivos.

Los motivos que nos han esgrimido para impulsar la medida llaman a risa:
a) «Somos un desastre, pero con plata mejoraremos», síntesis de la charla del Presidente de CARSFE -Gustavo Vionnet- en el Congreso Regional Cra 2017 donde se cocinó el espurio acuerdo entre la dirigencia agraria y el Ministro de la Producción de Santa Fe –Luis Contigiani-. Sin comentarios.

b) “Necesitamos dinero para viáticos, celular, secretarias, equipos técnicos”Nos recuerda a la frase “donde hay una necesidad hay un derecho” que nos transformó en un país de planeros donde no se consigue una persona que quiera trabajar en blanco en el campo. Una cosa es tener una necesidad y otra obligar a pagar por ello.

c) “El comercio (CAME), la industria lo hacen y estamos en desventaja”Un disparate no deja de ser un disparate porque otros lo hagan. En cuanto a que estamos en desventaja, depende de nuestro modelo de país. Nuestros Comercios (con CAME y aportes compulsivos) no pueden competir con sus pares chilenos. Nuestra Industria sobrevive sólo con protección. ¿Eso es lo que queremos? Hay que salir del sistema no perfeccionarlo. Hoy empresas extranjeras monopolizan gran parte del comercio minorista “argentino”. Cencosud, Jumbo, Blaisten, Supermercados Vea, Disco, Falabella, Easy, entre otros, son chilenos (donde no hay aportes compulsivos a las gremiales). Lo que no es chileno es Frances (Carrefour) o Norteamericano (Walmart). Y lo que no es chileno ni frances son supermercados chinos. ¿Dónde está la ventaja de los aportes compulsivos a CAME (antes con otro nombre pero con el/los mismos dirigente/s aliados de todos los gobiernos). ¿Qué pasó con los almacenes de barrio, los viejos almacenes de ramos generales? Fueron arrasados por comercios de países competitivos que no apuestan a la protección ni a protectores de la misma manera que va a terminar de ser arrasado el campo si queda en manos de dirigentes sin escrúpulos que creen que se puede solucionar los problemas de un estatismo y una presión impositiva agobiante con más estado (socialista) y mas impuestos (esta vez en beneficio propio)

Y agregan:

Es increíble que la dirigencia agraria haya mordido el anzuelo. Prenderse de la teta como tantos sectores, entrando en un juego que no conocemos y del que siempre salimos perdiendo como ya pasó con las Juntas de triste memoria.

No queremos abrir la caja de Pandora ¿Qué puede impedir que otras organizaciones pseudo agrarias de izquierda (ecologistas orgánicos radicales, horticultores nucleados en movimientos sociales, los sin tierra, etc.) reales o ficticios, reclamen su participación en los fondos.

Y concluyen recordando que «nuestra única protección fue, es y será la ‘propiedad privada inviolable’ y la ‘libertad de comercio’. Ambas son violadas con un aporte compulsivo».