Con una amplia trayectoria en el sector público (de hecho hoy es Secretario de Valor Agregado y Competitividad Agropecuaria de Corrientes) el economista Jesús Leguiza nos acercó una nota de opinión sobre sus propuestas para quebrar las recurrentes crisis de desempleo con inflación que afectan a la Argentina.
«Esta es una contribución para disminuir la confusión general, para poner una poco de claridad y eliminar capas y capas de confusión», afirma.
Desempleo e inflación
Desde hace varios años vivimos, como argentinos, una situación de desempleo con inflación. Se aplica y se aplicaron las ideas de John Maynard Keynes sobre la demanda global.
Esta ha sido y es una propuesta, teórica y práctica, aplicable a cada una de las situaciones en forma independiente; es decir, para combatir el desempleo o para combatir la inflación (ahora), en forma independiente y excluyente.
Se combate el desempleo aumentando los salarios, disminuyendo los impuestos, bajando las tasas de interés, aumentando el gasto público y cuasi cerrando la economía, prohibiendo o disminuyendo las importaciones.
Al contrario, si se convive con una situación de inflación, es necesario bajar los salarios, subir los impuestos, subir la tasa de interés, bajar el gasto público y abrir la economía, aumentar las importaciones.
Todo ello es macroeconómico, bastante sencillo, aunque difícil de aplicar en una sociedad enferma y dominada por corporaciones (empresarias, sindicales, políticas) que tiene cautiva a la población desde la crisis mundial de los años ’30.
Es bueno aclarar que, en esa oportunidad del pasado, la consecuencia ha sido el desempleo que se expandió por casi todo el mundo y que las propuestas keynesianas fueron útiles.
Luego surgió Milton Fridman (otros antes y después) con las ideas sobre la oferta y sobre todo luego de otra clase de crisis, la del petróleo de 1973, con políticas monetarias.
Economía real (lo físico) y economía monetaria (lo líquido, lo financiero) son dos caras de la misma moneda.
Hoy, en la Argentina vivimos, varios años y en varias oportunidades u etapas, crisis de desempleo con inflación (ambas a la vez), razón por la cual la teoría keynesiana no es de utilidad.
La economía se conduce, desde el Estado, con tres políticas fundamentales: la política fiscal, la política monetaria y la política cambiaria.
La primera para mantener las cuentas públicas en equilibrio, gastos iguales a ingresos; la segunda para mantener y cuidar el valor de la moneda; y, la tercera para lograr un equilibrio entre las importaciones y exportaciones; para atraer capitales directos, captar ahorro externo (dado que los internos huyen por inestabilidad institucional) a fin de invertir, crecer, pagar intereses o dividendos.
Mal ejemplo actual: Si el BCRA absorbe oferta monetaria del mercado financiero y del público subiendo las tasas de interés, aumenta los costos de las empresas que terminan con la quiebra de la mayoría de ellas, aumenta la entrada de divisas golondrinas para aprovechar las altas tasas de interés reales con el dólar planchado. Resultado, se controla la inflación a medias (¿¿con metas??), se mantiene o aumenta el desempleo y entra en crisis el mercado de divisas a la corta o a la larga.
Si se observa con atención esto está sucediendo en nuestras narices; el BCRA aplica una política monetaria restrictiva para combatir la inflación sin que importe la economía real, es decir las empresas o la producción.
Por otro lado, y al mismo tiempo, el mismo Gobierno mantiene y aumenta el gasto público, subsidios a los que tienen más (energía y gas en Capital Federal); no existe el seguro de desempleo, incentiva el consumo con aumento de salarios a través de paritarias unitarias o supuestos días de descuento en supermercados con clientes cautivos, bancarizados, que cobran sus sueldos en Bancos oficiales (éstos disponen de numerales gratis), descuentos que en realidad no existen.
¿Quién quiere ser como Andrés, comprar a 4 y vender a 3 ?
De ninguna manera saldremos del pantano con tanta incoherencia, inconsistencia y contradicción; peor aún, se confunde más a la población tele-radio-escuchas con opiniones de todo tipo, encontradas (responsables e irresponsables).
Cada entrevistado, en programas como «Intratables» o «Animales Sueltos», defendiendo lo que cada uno tiene en la cabeza. Cada uno es lo que dice y dice lo que es, pero no más.
Ni hablar de los conductores de esos programas, no coordinan las interrupciones entre unos y otros, columnistas e invitados.
Seguro, algunos pocos entrevistados son buenos y sus argumentaciones son válidas, aunque en general parciales o no pueden completar sus conceptos. Siempre salta el fanático, el fundamentalista, el «sí pero…»
Este no es un problema de izquierda o derecha; no es un problema de defender a los ricos y embromar a los pobres; no es un problema entre industria nacional o producción importada; no es un problema de estatismo o neoliberalismo; no es un problema de capitalismo o comunismo; no es un problema de apertura de importaciones.
Tampoco es un problema entre producción primaria y producción «industrial» La corrupción es un efecto colateral, nefasto, decadente.
Si los «ladri» devuelven todo, tampoco se soluciona el problema. Si se confisca toda la riqueza de los ricos y de distribuye por partes iguales a los habitantes del país, tampoco se soluciona el problema.
¡El problema es más profundo!: Educación social, valores sociales, valores morales, conductas solidarias, sin «picardías argentinas», que llevaran años y muchos años.
Mientras tanto volvemos a hoy. Se deben aplicar políticas combinadas, keynesianas y clásicas o liberales (neoliberales como ahora está de moda vociferar).
Políticas heterodoxas. Políticas keynesianas en la macroeconomía (Estado, bajar el déficit) y políticas liberales en la microeconomía (Empresas, bajar los costos).
Esta es una contribución para disminuir la confusión general, para poner una poco de claridad y eliminar capas y capas de confusión.
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