La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer el último índice FADA correspondiente a junio que arrojó un 65.8%.
La participación del Estado en la renta agrícola bajó en relación al 67.7% que había resultado en marzo.
Según David Miazzo, coordinador de investigaciones de FADA, lo que ayudó a ese repunte en este trimestre fue la suba de los precios internacionales.
Y si bien hay menor presión por sobre el productor, igualmente el Estado pudo recaudar más pesos. El escenario resultó mejor para ambos. También una mejor ecuación sustentable.
El maíz y el trigo con mejoras. También prospera la soja. Las inundaciones y los costos, los principales puntos que afectaron al campo.
El estudio de FADA también detalla, que pesar de la caída de la participación del Estado en la renta agrícola, el productor paga $ 5.375 de impuestos por cada hectárea. El año pasado pagaba $ 3.230 por esa hectárea, es decir, un 66,4% de pesos más que van al Estado.
Ese aporte fiscal podría ser aún mayor considerando que parte de los derechos de exportación, iban a otras partes de la cadena, mientras que ahora van al Estado principalmente vía Ganancias, como sucede en el caso del maíz.
Germán Di Bella, presidente de FADA, agrega que esta baja en el Índice FADA se traduce también en una mejora en la sostenibilidad de los suelos. El aumento en las hectáreas de maíz significa mayor equilibrio para la tierra “el incremento del área maicera, es un millón medio de hectáreas de gramíneas, es decir de hectáreas sostenibles”, afirmó.
Según Miazzo, “esta buena salud, está dada por las mejoras de precios, una menor participación del Estado en la renta agrícola, buenos rindes para el promedio del país y la mejora del resultado económico para todos los cultivos, especialmente maíz”.
Y detalla que la mejora de precios se ve principalmente en la soja, que lleva un aumento del 31% en los últimos tres meses, seguida por el maíz con 19% y el trigo con el 8.8% de mejora. «Sin embargo, si comparamos estos números con los de junio de 2015, la soja presenta un incremento del 17,6% y el maíz del 16,9%, mientras que el trigo cayó un 7,1%», afirmó.
“La recuperación del precio de la soja mejoró la rentabilidad de este cultivo, sin embargo, desde las medidas de diciembre, el maíz mejora a la soja al punto que actualmente el resultado económico duplica a la soja. Con estos números es esperable un incremento del área maicera de al menos un millón y medio de hectáreas. Queda la pregunta de cómo agregar valor a ese maíz y cómo transportarlo, ya que sólo el paso de esas hectáreas de soja a maíz significan 200.000 camiones más”, reflexionó.
En el caso del trigo, el ingreso neto por hectárea duplica en pesos al promedio de 2015, lo que impacta de manera directa en la ecuación económica. “Un mejor resultado económico sumado a la necesidad de consumir agua en muchas zonas del país, con alta probabilidad incrementará el área sembrada. Según las Bolsas de Cereales esa suba será cercana al 30%. Un millón de hectáreas de trigo más, significarán un movimiento económico de 8 mil millones de pesos, 4 veces lo que hubieran significado para el gobierno las retenciones a los precios de este año”, explicó.
Según el estudio de FADA, las señales rojas del termómetro en los últimos tres meses las marcaron las inundaciones y los costos.
Las inundaciones generaron importantes pérdidas en algunas partes del país y dejaron a cientos de productores con sus familias en una situación complicada. “Se estima que cerca de 1 millón de hectáreas resultaron gravemente comprometidas, algunas de las cuales tardarán hasta 4 años en recuperarse”, afirmó Miazzo. Además en otras zonas el agua generó pérdida de calidad y problemas para levantar y transportar la cosecha.
“Aquellas zonas agrícolas que no fueron gravemente afectadas, gozan de buena salud económica, por lo que se prevee las economías regionales de la zona pampeana sentirán una mejoría en los próximos 30 a 60 días”.
Los costos fueron otros de los factores que afectaron al campo, con una suba interanual del 44.7%. Con respecto a marzo, la suba se encuentra principalmente en las labores y el transporte, porque a marzo todavía no estaban actualizados todos los precios, a lo que se sumó el aumento en los combustibles.
Con insumos dolarizados hay algún riesgo de que si hay alguna devaluación en lo que resta del año, el 2016 cierre con un incremento de costos en el sector agrícola cercano al 50%-60%.
En relación a los costos, también entran los arrendamientos, que venían registrando bajas durante los últimos 3 años. Conociendo los números actuales es factible de que haya importantes reacomodamientos en los contratos con aumento en términos reales del 20% al 30% de acuerdo a las zonas y a lo que había bajado con anterioridad.
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