Lo aseguró, en diálogo con Díazdecampo, el ingeniero técnico Antonio Luna Aguilar, quien hace más de 50 años está involucrado en el negocio de la química agrícola.

«Estamos en la tormenta perfecta del mal: altos precios de los insumos y una climatología que no ayuda», agregó.

Y advirtió que «si no llegan pronto las lluvias, y los pronósticos no son alentadores, las pérdidas podrán ser mayores».

Todo esto, obviamente, impacta –negativamente– en el mercado de fitosanitarios.

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