El presidente de Brasil, Michel Temer, garantizó que las carnes brasileñas son sanas y que la mafia que los adulteraba ya no existe y sólo fue un caso “puntual”.
Temer recibió ayer, en una reunión inusual, a una veintena de embajadores de países que figuran entre los 150 importadores de carnes brasileñas.
Todos los controles sanitarios han sido reforzados tras destaparse el escándalo. Se comprobó el uso de químicos para mejorar el aspecto de las carnes, la falsificación de etiquetas con la fecha de validad o la inclusión de alimentos no adecuados para el consumo en la elaboración de embutidos.
Fachada de una carnicería en Brasilia. (Foto: EFE/Joedson Alves)
El encuentro fue celebrado en el Palacio presidencial de Planalto, donde el mandatario garantizó que las investigaciones han permitido desarticular un “pequeño” grupo que integraba esa banda, y subrayó los rigurosos controles aplicados a las carnes brasileñas, “que han sido reconocidos por todos los importadores”, dijo.
Precisó que, de 4.837 empresas de ese sector, sólo 21 están bajo sospecha, y que apenas unos 30 de los más de 10.000 fiscales de vigilancia sanitaria que hay en el país están implicados.
“El objeto de la investigación no es el sistema de vigilancia sanitaria brasileño, sino unos pocos desvíos de conducta de unos pocos funcionarios y de unas pocas empresas”, enfatizó.
“Para tranquilizar a los amigos”, según dijo, agregó que el año pasado partieron de Brasil hacia otros países 853.000 embarques de carnes y que sólo 184 “tuvieron problemas, aunque por causa de los rótulos o asuntos menores, pero en ningún caso por su calidad”.
Reconoció, sin embargo, que 6 de las empresas investigadas exportaron productos en los últimos dos meses, y se comprometió a que los países de destino serán debidamente informados a partir de este lunes.
Temer dijo que las instalaciones de todas las empresas cárnicas que existen en el país “están abiertas para inspecciones o visitas de los países importadores” e incluso invitó a los embajadores a cenar hoy mismo en un conocido restaurante de carnes de Brasilia.
Según dijo en una rueda de prensa posterior el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, desde que estalló el escándalo el pasado viernes ninguno de los países importadores de carnes brasileñas ha manifestado su intención de suspender esas operaciones.
Reiteró que la Unión Europea (UE), China y otros países sí han pedido explicaciones, lo que consideró “absolutamente natural” y ante lo que Brasil “está listo para responder y aclarar todo”.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo, el cuarto en el segmento de cerdos, y las ventas externas de esos tres sectores representaron el año pasado el 7,2% de ese comercio, con un USD 11.600 M.
El mayor temor del Gobierno radica en posibles sanciones a las carnes brasileñas, en un momento en que la economía del país da algunas tibias señales de recuperación, tras dos años sumergida en una severa recesión.
Deja tu comentario