“Estamos en el final de la segunda revolución de las Pampas y en la construcción de una tercera etapa”, dijo Emilio Satorre, profesor titular de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, y agregó: “En esta nueva etapa seguramente no va primar un enfoque exclusivamente tecnológico, sino modelos de producción más integrados. No va a haber un único modelo. Van a convivir muchos modelos”.
El contexto: una jornada organizada en esa unidad académica para debatir sobre la producción agrícola extensiva y su impacto en la salud humana y el ambiente, con la participación de investigadores de las facultades de Medicina y de Farmacia y Bioquímica, ambas de la UBA, consignada por Juan Manuel Repetto en Sobre La Tierra (SLT-FAUBA).
Satorre, quien además es coordinador académico de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA y miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, señaló:
- “Habrá que incluir a la sociedad en las decisiones y aplicar los principios ecológicos para hacer una agricultura entendiendo la naturaleza. Resulta imprescindible aceptar que las soluciones efectivas requieren un enfoque integral y multidisciplinario, y que las respuestas van a ser complejas”.
- “Cuando me recibí de agrónomo, a comienzos de la década de 1980, los cultivos de cobertura y la rotación agrícolo-ganadera eran corrientes. Mi generación se crió en una agricultura muy diversa. Después vino un modelo que tendió a simplificar el proceso, en el cual se educaron los más jóvenes. Ahora hay que romper ese modelo y construir una agricultura más productiva y saludable; mucho más sustentable y amiga del medio ambiente”.
- “Desde lo técnico-agronómico se están cambiando las rotaciones, se está intensificando el uso de cultivos de cobertura y se está reduciendo la cantidad de productos externos, a veces por la posibilidad de bajar costos, otras veces por cuestiones productivas y, cada vez más, por una preocupación social”.
- “Hoy, muchos productores nos dicen que sólo quieren usar insumos de banda verde, es decir, con bajos niveles de toxicidad. Es una actitud que hay que felicitar”.
- “En 1985, la toxicidad por kilogramo —es decir, la carga fitotóxica que llevaba producir una unidad de alimento— alcanzaba cerca de 47 dosis letales efectivas por kilogramo. Ahora estamos usando menos de 0,46. Significa que redujimos la fitotoxicidad de nuestra capacidad de producción en casi 100 veces”.
- “En los próximos años, creo que va a bajar el uso de productos fitosanitarios por unidad de superficie. Se seguirán utilizando agroquímicos, pero de un modo más estratégico. Los productores van a reducir las dosis y quizás terminen eliminando algunos productos. Se van a consolidar insumos de menor nivel de toxicidad”.
- “Tenemos muchas formas de intensificar y aumentar la producción a través de mejoras en el uso del suelo, así como de incorporar productos biológicos y tecnologías mecánicas basadas en sensores, la robótica y los satélites”.
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