«La mayor parte de los lotes de girasol fueron sembrados en labranza  convencional». Ese párrafo del último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires sobre el relevamiento efectuado en el NEA encendió algunas alarmas y volvió a poner en foco la discusión sobre el control de las malezas resistentes, que habrían sido el causal del abandono parcial de la siembra directa en la región.

Sobre este tema, y su participación en la última reunión del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo -Cimmyt- («más del 50% del germoplasma mundial de maíz y trigo proviene del Cimmyt», nos dijo) en México, conversamos con «Pilu» Giraudo, expresidente de Aapresid y actual funcionaria del Ministerio de Agroindustria de la Nación.

«Es una pena la falta de conciencia real, porque mucha gente piensa que una sola labranza no se altera tanto el suelo y luego rápidamente lo volvemos a recuperar», advirtió.

pilu-final(Foto: Faceboock)

Y, además, comentó:

«Una sola labranza rompe, por ejemplo, la estructura física del suelo».

«Las labranzas son las que favorecen, por el mayor uso de combustibles fósiles, las mayores emisiones a la atmósfera».

«Siendo parte del Gobierno puedo explicar el resultado de políticas erradas».

«Es muy alentador el aumento de área de trigo y también lo que se viene en maíz».

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