Fue la empresa insignia de la era K, destinataria del 78.4% de la obra pública nacional durante los últimos doce años.

Con su principal dueño Lázaro Báez detenido, su familia decidió poner fin a la constructora y decidieron saldar la mayor cantidad de deudas posibles y cerrar, para siempre, Austral Construcciones.

AustralLas oficinas de Austral Construcciones allanadas por la Justicia. (Foto Opi Santa Cruz)

Según informó Lucía Salinas en Clarín, doce años pasaron desde su constitución y por primera vez, está sin operar, acosada por las deudas e investigada por la Justicia por lavado de dinero y evasión fiscal.

«Esperamos que se habilite la realización de pagos a proveedores, muchos son de vialidad y se podría entregar maquinaria, pero no podemos mover nada de la empresa hasta que la Justicia lo indique», señalaron a Clarín allegados a la constructora.

Con un complejo escenario judicial, las deudas fueron en constante aumento: 508 cheques emitidos sin fondos por $ 32 M, un crédito en el Banco Nación de $ 160 M que la entidad financiera ya calificó «con alto riesgo de insolvencia», no se pagaron las cargas patronales de los empleados. Solo una radiografía del presente de un imperio de la construcción que llegó a manejar $ 21.000 M durante el kirchnerismo, por obras viales.

El próximo paso es esperar la determinación de la Justicia que allanó las oficinas de la firma durante dos días; además Lázaro Báez tiene un embargo de $ 300 M. «Cualquier movimiento que se haga puede ser dinero que se embargue si quisiéramos pagar deudas, pero ya está, no se puede seguir» reconocieron a Clarín desde el entorno del empresario K. Además, las oficinas del contador del empresario K, César Andrés, quedaron clausuradas por la Justicia.

Luciana Báez, la hija mayor del empresario, quedó al frente de la constructora que redujo en más del 50% su personal desde enero cuando la firma se declaró «sin liquidez».

Ayer el propio Julio Mendoza -presidente de Austral- se desligó de cualquier responsabilidad en la toma de decisiones de la firma.

Ante el juez Sebastián Casanello, señaló que «el sector contable y financiero de Austral Construcciones respondía al accionista mayoritario», es decir Lázaro Báez, quien tenía el 95%del paquete accionario, mientras que su hijo Martín tenía el 5% restante. Pero aclaró que el dinero de ACSA «era todo en blanco», desmereciendo las declaraciones de Leonardo Fariña.