La Unión Europea pese a llevar años prohibiendo el cultivo de variedades transgénicas (salvo el cultivo de maíz Bt, que se da actualmente en España y Portugal), permite la importación de más de 100 variedades transgénicas.
El uso más sonado de este algodón OGM (Organismo Genéticamente Mejorado) importado es el de la elaboración de los billetes de euro. El Banco Central Europeo (BCE) importa casi la totalidad del algodón que utiliza para la elaboración de billetes de los Estados Unidos, país en el que prácticamente el 100% del algodón es a día de hoy transgénico.
Pese a que otras monedas usan para la elaboración de sus billetes materias muy diversas, los billetes de euro están hechos totalmente con algodón, consiguiendo una mayor durabilidad y una mayor dificultad para la falsificación.
El sector agroalimentario europeo ha dado esta batalla por perdida, pero ahora lucha activamente porque no pase lo mismo con las nuevas técnicas de edición genética, esperando que la Unión Europea permita utilizar en su territorio las mismas tecnologías cuyas producciones después sí permite traer a Europa.
Un caso emblemático, es lo que se produjo en la India desde que se introdujo el cultivo de algodón OGM en 2002. En es período, ha pasado de ser importador de dicha materia a ser el segundo país exportador de algodón del mundo. Con un incremento productivo del 70% desde 2002, el cultivo de algodón transgénico ha supuesto el ahorro de 20.000 toneladas de plaguicidas.
La superficie cultivada con algodón se ha incrementado un 40% y la producción ha crecido un 57% respecto a la obtenida con semillas convencionales.
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