En su último informe, el Bundesbank fundamenta su posición al advertir que las bajas tasas de natalidad y el aumento de la esperanza de vida están cambiando la percepción de la sostenibilidad de las pensiones alemanas en el largo plazo.
Y criticó que los planes actuales del gobierno que incluyen la edad de jubilación a los 67 años en el año 2030 y también que el aumento de las contribuciones no tienen en cuenta el hecho de que la relación entre jubilados y contribuyentes se ampliará aún más.
Tal como lo cuenta Marc Fortuño en su nota en El Blog Salmón, «el aumento de la esperanza de vida significa que los jubilados extraerán los fondos de pensiones durante un período de tiempo más elevado, y una generación de los ‘baby boomers’ que se retirará tras el 2030 supone que habrá más pensionistas por cada trabajador, mientras que las tasas de natalidad se mantienen bajas, evidenciando el problema estructural».
Las cotizaciones sociales del sistema de pensiones alemán suponen el 19.6% del salario bruto hasta los € 69.000 ($ 1.173.000) en el oeste del país, y el € 58.000 ($ 986.000) en el este. Las cotizaciones integran los aportes de los trabajadores y la empresa.
Según la OCDE, en 2011 los planes de empleo daban cobertura al 56,4% de la población en edad de trabajar y los planes personales al 35,2% de ese grupo de edad, pero la cuantía total de los fondos acumulados en esos planes ascendía solo al 5,5% del PBI.
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