Un tanque del ejército ucraniano descansa en un campo de girasoles cerca del pueblo de Maryinka, un suburbio de Donetsk en el este de Ucrania, el 5 de agosto de 2014. (Crédito: AFP/Andrey Krasnoschekov)

A pesar de la invasión de Rusia y de la desolación en un buen número de grandes ciudades, el Gobierno de Ucrania quiere impulsar las siembras y los cultivos de sus campos, para garantizar la alimentación de su población, sobre todo de trigo y maíz, pero no de girasol, ya que su consumo interno es muy marginal.

En relación al futuro más próximo de la disponibilidad de productos derivados del girasol en Ucrania, la situación no apunta bien para los próximos dos años.

Según consigna Olimerca, «además de la caída de las siembras en esta campaña, nos encontramos que desde el 25 de febrero no ha salido ningún barco de sus puertos y además, las multinacionales del sector, extractoras y refinadoras, se han visto obligados a vaciar sus tanques de hexano para evitar explosiones no controladas al ser bombardeadas. Todo ello supondrá que los consumidores de aceite de girasol a nivel europeo tienen por delante un año de supervivencia y otro más de búsqueda de recursos, sobre todo en el mercado interior».

«No hay que olvidar que España es el país con mayor necesidad de productos derivados del girasol: desde pipas, hasta aceite pasando por la harina.  Concretamente, el consumo doméstico de aceites de girasol el pasado año 2021 rondó los 350 millones de litros, mientras que la demanda de la industria alimentaria alcanzó los 370 millones de litros, y el volumen de aceite con destino a la fabricación de piensos se sitúa en los 80 millones de litros».

«En este contexto, desde Afoex animan a los agricultores de las principales zonas productoras de España, Andalucía, Castilla-La Mancha, y la zona de Rivera del Duero en Castilla León a que apuesten en estos momentos por el cultivo de girasol en sus tierras de barbecho, dado que tenemos por delante dos años donde esta semilla oleaginosa puede ser muy rentable».